La adicción a las redes sociales y a internet es una problemática cada vez más…

Cuando hablamos de adicciones tradicionalmente las clasificamos en las adicciones con sustancia y las que no. Tanto unas como las otras son igual de peligrosas ya que la conducta adictiva y su forma de influir sobre las personas es muy similar. De las adicciones que consideramos sin sustancia, la ludopatía es una de las que afecta a más gente. Su alto potencial adictivo y su impacto en varias franjas de edad la convierten en una de las adicciones con mayor riesgo de desarrollar. Si bien la ludopatía se define como la adicción a los juegos de azar, podemos distinguir entre varios tipos de jugadores. En este artículo veremos qué tipos hay y cuáles son los riesgos de que cada uno desarrolle un trastorno adictivo.
¿Qué es la ludopatía?
La ludopatía o juego patológico es un trastorno que afecta al control de los impulsos donde la persona que lo sufre siente unas ganas enormes de apostar en juegos de azar. En los casos más extremos, el adicto puede llegar a arruinarse económicamente, incluso pidiendo préstamos que luego no puede devolver. Hablamos de un descontrol total en el que el ludópata pierde por completo la capacidad de parar su conducta. Además, lo más habitual es que niegue que tiene un problema y diga que se trata simplemente de una mala época y que, en algún momento, logrará recuperar el dinero necesario para pagar lo que debe. Con el tiempo, es el entorno cercano al adicto el que se da cuenta del problema y hará presión para que busque ayuda y deje de perder dinero.
Tipos de ludopatía
Al referirnos a la ludopatía es posible establecer perfiles concretos de jugadores cuando éstos tienen más probabilidades de desarrollar un trastorno de adicción al juego patológico. Cada uno tiene un nivel de riesgo de volverse adicto y un perfil propio dentro de la propia adicción. Los tipos más comunes son:
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Jugador compulsivo
Este tipo de jugador es el perfil más claro de ludópata o, si todavía no lo es, tiene un grandísimo riesgo de convertirse. Los jugadores compulsivos dejan de lado toda su vida y son controlados por el juego y el ansia de ganar dinero. Un aspecto común entre este tipo de jugadores es que la mayoría negará que el juego ha acabado controlándolos. Esto es uno de los signos de que han desarrollado una clara adicción. Las emociones rigen su estado y cada vez tienen más ganas de jugar y seguir apostando, ya vayan ganando o perdiendo.
Por otro lado, muchas veces se proponen poner un límite al dinero que quieren gastar, pero casi nunca lo respetan y acaban sobrepasándolo. Lo más grave de este tipo es que, a pesar de los problemas económicos que supone perder grandes cantidades de dinero, además de tensiones familiares y afectación en el trabajo, el adicto no cesa en su conducta. Está atrapado en una mentira con tintes supersticiosos donde cree que todas las pérdidas que ha tenido aumentan las posibilidades de ganar en el siguiente juego.
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Jugador profesional
La principal característica de este tipo de jugador es que el juego forma parte de su vida como si se tratase de una profesión. En base a esto, ha conseguido desarrollar mecanismos efectivos para tener ganancias en los juegos de azar. Otro aspecto característico de los jugadores profesionales es su gran tolerancia a la frustración, paciencia, inteligencia y autocontrol. A pesar de que el juego es una parte muy común en su vida, no tiene los elementos propios de un ludópata, ya que éste suele actuar de forma impulsiva y poco racional. En este caso, el jugador profesional actúa de forma muy bien pensada para estar seguro de que no dilapida sus ganancias.
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Jugador conservativo
Su principal motivación para jugar no es ganar dinero sino vivir la experiencia del juego en sí. La curiosidad o la emoción de sentir que puede ganar algo es lo que le mueve a adentrarse en los juegos de azar. Aunque existe el riesgo de que su conducta se convierta en un problema, sería muy raro que una persona así acabase volviéndose un ludópata.
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Jugador social casual
Es el que dedica tiempo a los juegos de azar de forma muy puntual. Lo hace simplemente para entretenerse mientras está con otras personas disfrutando de la actividad. El objetivo es pasar el rato, aliviar el estrés o socializar, no obtener unas altas ganancias. El resultado de las apuestas no afecta a su autoestima ni su estado de ánimo, ya que considera mucho más importantes otros aspectos de la vida. En este caso, las ganancias y las pérdidas suelen ser moderadas.
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Jugador social serio
Si en el perfil anterior veíamos que su aproximación al juego era mero entretenimiento, en este caso, el jugador social serio lo hace para afrontar los problemas del día a día y el estrés que le generan. Este tipo de jugador sí que invierte una importante cantidad de dinero y gran parte de su tiempo libre a los juegos de azar. Como consecuencia de esto, puede tener problemas familiares, sociales y laborales. Aunque este perfil de jugador no se considera patológico de por sí, tiene el riesgo de convertir su actividad en una verdadera adicción al juego.
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Jugador antisocial
Llamado así porque su principal característica es la ilegalidad del mundo en el que se adentra. Apuestas apañadas, dados trucados, peleas de gallos u otras actividades que son delito son los ambientes donde se mueve el jugador antisocial. Su principal objetivo es ganar mucho dinero, sea como sea. Muchas veces, esto implica mentir, engañar o incluso robar y hacer daño a otras personas. Aunque su relación con el juego no tiene por qué ser algo patológico de por sí, puede manifestar rasgos de personalidad que necesiten ser tratados en una terapia psicológica.
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